Los adidas hechos con una impresora 3D a partir de residuos del océano.
Las cosas hechas con impresoras 3D son impresionantes. Aunque parezca increíble, la foto que vemos en la parte superior es de unos tenis Adidas fabricados en una impresora 3D. Lo más impresionante? Fueron hechos a partir de residuos del océano, reportó The Verge. Si bien ese modelo por ahora es un prototipo y pasará un buen tiempo para que podamos comprarlo en alguna tienda, estos tenis son producto de una alianza entre Adidas y Parley for the Oceans, un movimiento para eliminar los residuos de plásticos que terminan en los mares.
El diseño cuenta con una parte superior hecha de residuos de plástico que se encontraron en el océano y una suela hecha a partir de la impresión 3D, la cual está fabricada con redes de poliéster y reciclados de la pesca. Para Adidas, este calzado representa cómo es posible establecer nuevos estándares en la industria y hacer algo que implique repensar el diseño de nuestros zapatos para ayudar a detener la contaminación por plástico en el océano.
Francés fabrica una mano Biónica a bajo costo
Nicolás Huchet, un francés de 32 años que a los 19 perdió la mano derecha trabajando como mecánico en una fábrica, ha convertido su discapacidad en motor de innovación y emprendimiento, de forma que ahora elabora prótesis biónicas de bajo presupuesto a partir de una impresora 3D. “No quiero vender manos biónicas, quiero construir mi mano y participar en la reparación de mi cuerpo, pero también de mi autoestima. Lo más importante es el equilibrio mental”, explica Huchet. Su proyecto es uno de los diez finalistas del concurso Google Impact Challenge, que el próximo 8 de octubre dotará a una de esas iniciativas con medio millón de euros de financiación.
“Solos no somos casi nada”, comenta Huchet mientras alterna una mano mecánica ‘de pinza’ que le paga la seguridad social francesa con su prototipo naranja chillón, que tendrá movilidad en cada uno de los dedos y será cada vez más “robusto, resistente, impermeable, rápido y preciso”.
El dispositivo se llamará Bionicohand y “podría costar 1.000 y 1.500 euros”, frente a los 65.000 euros de media de las versiones comerciales. Antes de seducir a Google, su iniciativa ya había llamado la atención del prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT) estadounidense, que lo había seleccionado entre los diez jóvenes más innovadores de Francia.